martes, 8 de febrero de 2011

Inflacion verdadera

Se han cumplido 4 años desde que el gobierno kirchnerista intervino el Indec, despidió a gran parte de sus trabajadores, instaló la patota de Guillermo Moreno, y pasó a dar los datos sin nada que ver con los aumentos reales que encuentra cualquier familia cuando va de compras.
Según el Indec kirchnerista, en los últimos 4 años los productos que consume el pueblo se encarecieron el 39%. Los trabajadores despedidos o desplazados del Indec, y los institutos de algunas provincias y universidades, dan, para esos mismos 4 años una suba de precios del 122%. Si un trabajador ganaba 1.000 pesos en enero del 2007, para poder comprar lo mismo, según el Indec del gobierno, le alcanza hoy con $ 1.390, y según estudios serios, tendría que cobrar $ 2.220.
La diferencia es más grande para los sectores populares de menores ingresos, que gastan todo o casi todo en alimentos. Según el Indec K, en los últimos 4 años los alimentos aumentaron el 39,3%, mientras que estudios serios dan un aumento del 182%. Es decir que el trabajador que cobraba un sueldo en negro de $ 1.000, para comprar los mismos alimentos que 4 años atrás, según el Indec K hoy tendría que cobrar $ 1.393, y según estudios serios $ 2.820.
La mentira del gobierno K sobre los precios del consumo popular la usa el gobierno para muchas cosas. Para tratar de ponerle un “techo” a los aumentos salariales y dar aumentos miserables a los jubilados. Para el congelamiento de planes sociales. Para decir que cada vez son menos los que pasan hambre, y los pobres.
Así, el gobierno macanea con lo de la “distribución de la riqueza”: lo que más aumenta son los alimentos, que es en lo que los pobres gastan todos sus ingresos, mientras que las cosas que consumen los más ricos aumentan mucho menos.

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El Capital en Comic
  
   LA TEORÍA DE LA INFLACIÓN DE MARX

La palabra “inflación” ha llegado a ser usada de manera muy laxa en años recientes para aludir a cualquier alza de precios, de manera que de hecho, se ha convertido casi en un sinónimo del incremento de precios. Por supuesto, las palabras siempre están cambiando sus significados de acuerdo a los cambios en las prácticas e ideas de la sociedad. No podemos quejarnos de eso. Pero este cambio en particular refleja una confusión subyacente, tanto entre economistas profesionales como entre el público en general, sobre la causa de la enorme alza de precios que ha tenido lugar desde el principio de la última guerra mundial.

Primero, distingamos entre el alza en el precio de una mercancía en particular y una suba en el precio de todas las mercancías, entre una suba en precios individuales y una suba en el nivel general de precios. Esto no es siempre fácil en la práctica ya que una suba en el nivel general de precios también involucra, por supuesto, una suba de los precios individuales. Pero existe aquí una distinción real que es esencial remarcar.
  Una suba en el nivel general de precios puede ser definida como una suba en los precios de todas las mercancías de tal modo que los precios relativos entre ellas permanezcan sin cambios. Los precios individuales, por otro lado, pueden subir por varias razones separadas de una suba en el nivel general de precios. La demanda por una mercancía puede temporalmente exceder a su oferta; pueden existir condiciones de monopolio; su costo de producción puede subir. Todo esto, sin duda, ha causado desde la guerra que precios individuales se elevaran en momentos precisos, pero en otros momentos, otras fuerzas – oferta excediendo la demanda, caída de costos, subsidios gubernamentales – habrán operado para reducir precios individuales. Pero en cualquier caso ninguna de estas situaciones podría explicar un suba general en el precio de todas las mercancías.

Qué podría causar semejante aumento? Solamente, se argumentará aquí, algún cambio en el nivel del precio, algún cambio monetario. Una suba general en los precios, o inflación en su sentido estricto, es un fenómeno puramente monetario. Marx estuvo entre quienes reconocieron esto.

Marx trata del dinero en el Capítulo III de El Capital, así como en su Crítica de la Economía Política, pero su teoría del dinero no puede ser entendida plenamente sin haber primero comprendido los dos capítulos previos acerca de las mercancías. Marx define una mercancía como un ítem de riqueza, producida para ser intercambiada por otros ítems de riqueza, y procede a examinar qué determina las proporciones en que las mercancías se intercambian entre sí. Después de mostrar que lo único objetivamente mensurable que las mercancías tienen en común es el ser productos del trabajo humano, Marx concluye que en las condiciones ideales de producción simple de mercancías, éstas se intercambian en proporción a la cantidad de tiempo de trabajo socialmente necesario invertido en su producción. A esto le llama su valor1.

El dinero surge del intercambio de mercancías, cuando una de ellas surge como universalmente aceptable en el intercambio por cualquier otra. Con el trueque no sucede así: el intercambio sólo puede tener lugar si las dos partes que intercambian una mercancía, tienen necesidades compatibles, si cada uno quiere lo que el otro tiene para intercambiar. Con el dinero este inconveniente es eliminado dado que todos aceptan al dinero-mercancía a cambio de sus mercancías, ciertos en el conocimiento de que podrán intercambiarlo a su vez por cualquier cosa que deseen.

Para cumplir esta función el dinero debe ser él mismo una mercancía, debe tener un valor en sí propio. Varias mercancías han funcionado como dinero, pero finalmente han sido los metales preciosos oro y plata las que han resultado más convenientes2.

Con el dinero, otras mercancías adquieren un precio, que expresa por cuánto del dinero-mercancía se intercambiarán. Originalmente los precios se expresaban en cantidades del dinero-mercancía (peso de oro o plata), pero a través del tiempo esto ha llegado a quedar oscurecido. Por varias razones. Primero, los gobiernos emitían monedas, piezas de oro o plata, de peso garantizado. Luego, a través de, entre otras cosas, la emisión de monedas con menor peso, los nombres convencionales para las unidades monetarias llegaron a diferir de los nombres convencionales para unidades de peso. Entonces los precios llegaron a estar expresados en unidades monetarias en lugar de unidades de peso.

El hecho de que los nombres de las unidades monetarias sean puramente convencionales, siendo establecidos y alterados3 por ley, a menudo ha dado pie a la ilusión de que el dinero mismo no es más que un invento útil cuyo valor es puramente convencional. Pero esto es una ilusión porque el dinero-mercancía (que asumiremos de aquí en más que es el oro) es él mismo producto de trabajo socialmente necesario y en sí mismo tiene un valor definido e independiente de la voluntad de los gobiernos. Existe una relación de valor subyacente entre el dinero y las demás mercancías. Si el valor del dinero se eleva, esto afectará a todos los precios – obviamente dado que, como vimos, el precio de una mercancía es la expresión de su valor en términos de cantidad de dinero-mercancía. Si el valor del oro cayese (digamos mediante el uso de métodos productivos más eficientes) entonces el nivel general de los precios se elevaría porque, manteniéndose los valores de las demás mercancías, ahora éstas equivaldrían en valor – y serían intercambiadas por – una mayor cantidad de oro. Por otro lado, si el valor del oro subiera, entonces el nivel general de los precios caería. En resumen, el nivel general de precios y el valor del dinero-mercancía están inversamente relacionados.

Hemos identificado ya una manera en que una suba en le nivel general de precios (o inflación) puede ocurrir: a través de una caída en el valor del dinero-mercancía.

El nivel general de los precios también subirá si el gobierno adultera la acuñación. La gran ventaja de la acuñación es que no se tienen que pesar cantidades de dinero-mercancía para cada transacción de compra y venta; se puede asumir que la moneda tiene cierto peso gracias al sello gubernamental. Pero el monopolio de la acuñación de moneda que tiene el gobierno suele ser una tentación demasiado grande. Como una forma fácil de incrementar el ingreso los gobiernos con frecuencia han emitido monedas con un peso menor. Veamos qué ocurre cuando hacen esto.

Asumamos que la palabra “libra” (pound) es el nombre convencional para ¼ oz de oro4, y que el gobierno emite monedas que pesan 1/8 oz con el sello de “una libra”. El mercado no será engañado. Los precios expresados en términos de peso del oro seguirán siendo intercambiados por ¼ de oro. Pero en lugar de ser intercambiados como antes, por una moneda de oro con el sello de “una libra”, ahora se intercambiará por dos de tales monedas. En otras palabras, su precio en términos de la unidad monetaria convencional, junto con los precios de todas las demás mercancías, se duplicará. A pesar de los deseos del gobierno, las fuerzas económicas alterarán el sentido de la palabra “libra”, de ser el nombre convencional de ¼ oz de oro a ser el nombre convencional de 1/8 oz. De esta manera la relación subyacente de valor entre el dinero-mercancía y las demás mercancías, se hace valer.

Marx también examinó lo que determina la cantidad de dinero-mercancía en circulación. Para él estaba determinado en primera instancia por la suma de los precios a ser realizados. Pero dado que las monedas pueden ser usadas para realizar más de un precio, ésta no era una relación directa. Tomando en cuenta la velocidad de circulación del Dinero, Marx formuló la siguiente ley económica:

“Si la velocidad de circulación está dada, entonces la cantidad de los medios de circulación está simplemente determinada por los precios de las mercancías. Por lo tanto, los precios son altos o bajos no porque más o menos dinero esté en circulación, sino que hay más o menos dinero en circulación porque los precios son altos o bajos.(Crítica de la Economía Política, Lawrence and Wishart,1971, p.105)

Éste es un rechazo decisivo de la Teoría Cuantitativa del Dinero como fue expuesta por Hume y Ricardo (quien argumentó, en efecto, que los precios eran altos o bajos porque había más o menos dinero en circulación), y una afirmación de que es el nivel de las transacciones económicas (Marx luego introduce la cancelación de deudas además de la realización de precios) lo que determina cuánto dinero circula. Para un nivel dado de producción y comercio, sólo una cantidad dada de dinero-mercancía es necesaria, y por ende \., será puesta en uso como dinero.

Hasta ahora hemos asumido que el propio dinero-mercancía circula como moneda para comprar mercancías o pagar deudas. Pero esto no es necesariamente así. El oro puede ser reemplazado en el proceso real de circulación, por un símbolo que lo represente, ya esté hecho de metales menos valiosos o de papel casi sin valor. Mientras éstas estén respaldadas por oro y sean convertibles libremente a él (a una tasa fija), esto no hace diferencia alguna a la ley económica citada arriba: la cantidad de dinero, incluyendo ahora al dinero simbólico, en circulación está determinado por las demandas de la economía (la suma de los precios a ser realizados, el número de deudas a pagarse, etc.).

Marx avanzó en la discusión de qué ocurre cuando existe “papel moneda inconvertible emitido por el Estado y de circulación obligatoria”. Las piezas de papel puestas en circulación son meramente símbolos del dinero real (oro), entonces, dice Marx, su poder de compra está determinado solamente por su cantidad en relación a la cantidad de oro que deben representar. Como Marx señala, esto se revierte cuando el mismo oro circula; volviéndose entonces válida la teoría cuantitativa del dinero.

“Entonces la cantidad de piezas de papel está determinada por la cantidad de moneda de oro que representan en la circulación, y como son un símbolo de valor sólo en tanto toman el lugar de la moneda de oro, su valor está simplemente determinado por su cantidad. Mientras que, por lo tanto, la cantidad de oro en circulación depende de los precios de las mercancías, el valor del papel en circulación, por otro lado, depende solamente de su propia cantidad” (Crítica de la Economía Política, p.119).

Como el papel moneda inconvertible tiene “circulación obligatoria” no hay nada que evite que los Estados emitan tanta cantidad como quieran. De hecho los gobiernos se enfrentan aquí con la misma tentación que respecto a devaluar la moneda: imprimir papel moneda es una manera fácil de incrementar el ingreso al menos en el corto plazo. Supongamos de nuevo que el término “libra” es el nombre de ¼ oz de oro, y que la cantidad de oro demandada por la producción de la economía es £14 millones, ¿qué pasaría si el gobierno emite papel moneda con un valor nominal de £210 millones, quince veces más grande? Dejemos que Marx lo explique:

“Supongamos que £14 millones es la cantidad de oro requerida para la circulación de mercancías y que el Estado libera 210 millones de papel moneda cada uno sellado como £1, a la circulación: estos 210 millones entonces representarían un total de oro valuado en £14 millones. El efecto sería el mismo que si el papel emitido por el Estado representara un metal cuyo valor fuera un quinto (1/5) del valor del oro o que si cada papel representara un quinto del peso previo del oro. Esto no habría cambiado más que la nomenclatura del standard de los pecios, que es por supuesto, puramente convencional, bastante independientemente de si proviene directamente de un cambio en el standard monetario o indirectamente por un incremento en el número de papel moneda emitido de acuerdo con un nuevo standard inferior. Como el término “libra esterlina” indicaría ahora un quinto de la anterior .. cantidad de oro, todos los precios de las mercancías serían quince veces superiores y 210 millones de libras en papel serían de hecho ahora tan necesarios como antes lo habían sido 14 millones. La caída en la cantidad de oro que cada símbolo de valor individual representaba, sería proporcional al incremento en el valor agregado de estos símbolos. El incremento de precios sería meramente una reacción del proceso de circulación, que pone al símbolo de valor a la par con la cantidad de oro que se supone debía representar en la esfera de la circulación.” (Crítica de la Economía Política, p. 120).5

En El Capital (cuyos primeros tres capítulos son mayormente una reescritura de la Crítica de la Economía Política) Marx formula la siguiente ley, que puede ser llamada la Teoría Cuantitativa del Papel Moneda Inconvertible:

“La emisión de papel moneda no debe exceder en cantidad al oro (o plata en tal caso) que circularía de hecho si no fuera reemplazado por símbolos ... Si el papel moneda excede el límite apropiado, que es la cantidad de monedas de oro de similar denominación que pueden circular, esto ocasionaría, además del peligro de acarrear desprestigio, que sea representada sólo aquella cantidad de oro, que de acuerdo con las leyes de la circulación de mercancías, es requerida y es exclusivamente capaz de ser representada por papel. Si la cantidad de papel moneda emitida fuera el doble de lo que debería ser, entonces en los hechos, £1 sería el nombre del dinero no de ¼ de onza, sino de 1/8 de onza de oro. El efecto sería el mismo que si hubiera sucedido una alteración en la función del oro como standard de los precios. Aquellos valores que fueron expresados previamente por el precio de £1 serían expresados ahora por el precio de £2” (El Capital, Vol I, Moscú,1961,pp.127-8).

Esto hace sonar a Marx como un “monetarista”, y en efecto está diciendo que la inflación (como una suba en el nivel general de los precios) será el resultado inevitable de una oferta excesiva de un papel moneda inconvertible. Pero existe una diferencia fundamental: mientras que un hombre como Enoch Powell (quien ve lo suficientemente bien que la inflación es un fenómeno puramente monetario y no puede ser causado por monopolios, sindicatos e impuestos) trata de explicar todo en términos de oferta y demanda, la explicación de Marx está basada sólidamente en la teoría del valor del trabajo. Los monetaristas carecen de una teoría sobre cuál sería la cantidad adecuada de emisión de papel moneda para evitar la inflación. Marx sí la tiene, y está basada en la relación subyacente de valor entre el dinero-mercancía (oro) y las demás mercancías6.


Entonces para resumir, para Marx los precios son en última instancia reductibles a pesos de oro. Dados los niveles de producción y comercio, existe una cantidad dada de oro que se necesita como dinero. Esto está determinado por factores económicos independientes de la voluntad de los gobiernos. Los gobiernos pueden reemplazar el oro en circulación por sustitutos de papel y de metal. También pueden emitir, si así lo eligen, símbolos con un valor nominal mayor que la cantidad necesaria de oro expresada en la misma unidad monetaria convencional. Pero si un gobierno hace esto, el efecto será el mismo que cuando se devalúa la moneda: las fuerzas económicas reales, independientemente de su voluntad, cambiarán el peso de oro atribuido a la unidad monetaria o, como lo dice Marx, forzosamente pondrán “a los símbolos de valor a la par con la cantidad de oro que se supone reemplazan en la esfera de la circulación”. Otro nombre para este proceso, que resulta en una suba general de los precios, es inflación. 
 

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