martes, 8 de febrero de 2011

Inflacion verdadera

Se han cumplido 4 años desde que el gobierno kirchnerista intervino el Indec, despidió a gran parte de sus trabajadores, instaló la patota de Guillermo Moreno, y pasó a dar los datos sin nada que ver con los aumentos reales que encuentra cualquier familia cuando va de compras.
Según el Indec kirchnerista, en los últimos 4 años los productos que consume el pueblo se encarecieron el 39%. Los trabajadores despedidos o desplazados del Indec, y los institutos de algunas provincias y universidades, dan, para esos mismos 4 años una suba de precios del 122%. Si un trabajador ganaba 1.000 pesos en enero del 2007, para poder comprar lo mismo, según el Indec del gobierno, le alcanza hoy con $ 1.390, y según estudios serios, tendría que cobrar $ 2.220.
La diferencia es más grande para los sectores populares de menores ingresos, que gastan todo o casi todo en alimentos. Según el Indec K, en los últimos 4 años los alimentos aumentaron el 39,3%, mientras que estudios serios dan un aumento del 182%. Es decir que el trabajador que cobraba un sueldo en negro de $ 1.000, para comprar los mismos alimentos que 4 años atrás, según el Indec K hoy tendría que cobrar $ 1.393, y según estudios serios $ 2.820.
La mentira del gobierno K sobre los precios del consumo popular la usa el gobierno para muchas cosas. Para tratar de ponerle un “techo” a los aumentos salariales y dar aumentos miserables a los jubilados. Para el congelamiento de planes sociales. Para decir que cada vez son menos los que pasan hambre, y los pobres.
Así, el gobierno macanea con lo de la “distribución de la riqueza”: lo que más aumenta son los alimentos, que es en lo que los pobres gastan todos sus ingresos, mientras que las cosas que consumen los más ricos aumentan mucho menos.

Mira estas paginas:
 http://www.inflacionverdadera.com/

El Capital en Comic
  
   LA TEORÍA DE LA INFLACIÓN DE MARX

La palabra “inflación” ha llegado a ser usada de manera muy laxa en años recientes para aludir a cualquier alza de precios, de manera que de hecho, se ha convertido casi en un sinónimo del incremento de precios. Por supuesto, las palabras siempre están cambiando sus significados de acuerdo a los cambios en las prácticas e ideas de la sociedad. No podemos quejarnos de eso. Pero este cambio en particular refleja una confusión subyacente, tanto entre economistas profesionales como entre el público en general, sobre la causa de la enorme alza de precios que ha tenido lugar desde el principio de la última guerra mundial.

Primero, distingamos entre el alza en el precio de una mercancía en particular y una suba en el precio de todas las mercancías, entre una suba en precios individuales y una suba en el nivel general de precios. Esto no es siempre fácil en la práctica ya que una suba en el nivel general de precios también involucra, por supuesto, una suba de los precios individuales. Pero existe aquí una distinción real que es esencial remarcar.
  Una suba en el nivel general de precios puede ser definida como una suba en los precios de todas las mercancías de tal modo que los precios relativos entre ellas permanezcan sin cambios. Los precios individuales, por otro lado, pueden subir por varias razones separadas de una suba en el nivel general de precios. La demanda por una mercancía puede temporalmente exceder a su oferta; pueden existir condiciones de monopolio; su costo de producción puede subir. Todo esto, sin duda, ha causado desde la guerra que precios individuales se elevaran en momentos precisos, pero en otros momentos, otras fuerzas – oferta excediendo la demanda, caída de costos, subsidios gubernamentales – habrán operado para reducir precios individuales. Pero en cualquier caso ninguna de estas situaciones podría explicar un suba general en el precio de todas las mercancías.

Qué podría causar semejante aumento? Solamente, se argumentará aquí, algún cambio en el nivel del precio, algún cambio monetario. Una suba general en los precios, o inflación en su sentido estricto, es un fenómeno puramente monetario. Marx estuvo entre quienes reconocieron esto.

Marx trata del dinero en el Capítulo III de El Capital, así como en su Crítica de la Economía Política, pero su teoría del dinero no puede ser entendida plenamente sin haber primero comprendido los dos capítulos previos acerca de las mercancías. Marx define una mercancía como un ítem de riqueza, producida para ser intercambiada por otros ítems de riqueza, y procede a examinar qué determina las proporciones en que las mercancías se intercambian entre sí. Después de mostrar que lo único objetivamente mensurable que las mercancías tienen en común es el ser productos del trabajo humano, Marx concluye que en las condiciones ideales de producción simple de mercancías, éstas se intercambian en proporción a la cantidad de tiempo de trabajo socialmente necesario invertido en su producción. A esto le llama su valor1.

El dinero surge del intercambio de mercancías, cuando una de ellas surge como universalmente aceptable en el intercambio por cualquier otra. Con el trueque no sucede así: el intercambio sólo puede tener lugar si las dos partes que intercambian una mercancía, tienen necesidades compatibles, si cada uno quiere lo que el otro tiene para intercambiar. Con el dinero este inconveniente es eliminado dado que todos aceptan al dinero-mercancía a cambio de sus mercancías, ciertos en el conocimiento de que podrán intercambiarlo a su vez por cualquier cosa que deseen.

Para cumplir esta función el dinero debe ser él mismo una mercancía, debe tener un valor en sí propio. Varias mercancías han funcionado como dinero, pero finalmente han sido los metales preciosos oro y plata las que han resultado más convenientes2.

Con el dinero, otras mercancías adquieren un precio, que expresa por cuánto del dinero-mercancía se intercambiarán. Originalmente los precios se expresaban en cantidades del dinero-mercancía (peso de oro o plata), pero a través del tiempo esto ha llegado a quedar oscurecido. Por varias razones. Primero, los gobiernos emitían monedas, piezas de oro o plata, de peso garantizado. Luego, a través de, entre otras cosas, la emisión de monedas con menor peso, los nombres convencionales para las unidades monetarias llegaron a diferir de los nombres convencionales para unidades de peso. Entonces los precios llegaron a estar expresados en unidades monetarias en lugar de unidades de peso.

El hecho de que los nombres de las unidades monetarias sean puramente convencionales, siendo establecidos y alterados3 por ley, a menudo ha dado pie a la ilusión de que el dinero mismo no es más que un invento útil cuyo valor es puramente convencional. Pero esto es una ilusión porque el dinero-mercancía (que asumiremos de aquí en más que es el oro) es él mismo producto de trabajo socialmente necesario y en sí mismo tiene un valor definido e independiente de la voluntad de los gobiernos. Existe una relación de valor subyacente entre el dinero y las demás mercancías. Si el valor del dinero se eleva, esto afectará a todos los precios – obviamente dado que, como vimos, el precio de una mercancía es la expresión de su valor en términos de cantidad de dinero-mercancía. Si el valor del oro cayese (digamos mediante el uso de métodos productivos más eficientes) entonces el nivel general de los precios se elevaría porque, manteniéndose los valores de las demás mercancías, ahora éstas equivaldrían en valor – y serían intercambiadas por – una mayor cantidad de oro. Por otro lado, si el valor del oro subiera, entonces el nivel general de los precios caería. En resumen, el nivel general de precios y el valor del dinero-mercancía están inversamente relacionados.

Hemos identificado ya una manera en que una suba en le nivel general de precios (o inflación) puede ocurrir: a través de una caída en el valor del dinero-mercancía.

El nivel general de los precios también subirá si el gobierno adultera la acuñación. La gran ventaja de la acuñación es que no se tienen que pesar cantidades de dinero-mercancía para cada transacción de compra y venta; se puede asumir que la moneda tiene cierto peso gracias al sello gubernamental. Pero el monopolio de la acuñación de moneda que tiene el gobierno suele ser una tentación demasiado grande. Como una forma fácil de incrementar el ingreso los gobiernos con frecuencia han emitido monedas con un peso menor. Veamos qué ocurre cuando hacen esto.

Asumamos que la palabra “libra” (pound) es el nombre convencional para ¼ oz de oro4, y que el gobierno emite monedas que pesan 1/8 oz con el sello de “una libra”. El mercado no será engañado. Los precios expresados en términos de peso del oro seguirán siendo intercambiados por ¼ de oro. Pero en lugar de ser intercambiados como antes, por una moneda de oro con el sello de “una libra”, ahora se intercambiará por dos de tales monedas. En otras palabras, su precio en términos de la unidad monetaria convencional, junto con los precios de todas las demás mercancías, se duplicará. A pesar de los deseos del gobierno, las fuerzas económicas alterarán el sentido de la palabra “libra”, de ser el nombre convencional de ¼ oz de oro a ser el nombre convencional de 1/8 oz. De esta manera la relación subyacente de valor entre el dinero-mercancía y las demás mercancías, se hace valer.

Marx también examinó lo que determina la cantidad de dinero-mercancía en circulación. Para él estaba determinado en primera instancia por la suma de los precios a ser realizados. Pero dado que las monedas pueden ser usadas para realizar más de un precio, ésta no era una relación directa. Tomando en cuenta la velocidad de circulación del Dinero, Marx formuló la siguiente ley económica:

“Si la velocidad de circulación está dada, entonces la cantidad de los medios de circulación está simplemente determinada por los precios de las mercancías. Por lo tanto, los precios son altos o bajos no porque más o menos dinero esté en circulación, sino que hay más o menos dinero en circulación porque los precios son altos o bajos.(Crítica de la Economía Política, Lawrence and Wishart,1971, p.105)

Éste es un rechazo decisivo de la Teoría Cuantitativa del Dinero como fue expuesta por Hume y Ricardo (quien argumentó, en efecto, que los precios eran altos o bajos porque había más o menos dinero en circulación), y una afirmación de que es el nivel de las transacciones económicas (Marx luego introduce la cancelación de deudas además de la realización de precios) lo que determina cuánto dinero circula. Para un nivel dado de producción y comercio, sólo una cantidad dada de dinero-mercancía es necesaria, y por ende \., será puesta en uso como dinero.

Hasta ahora hemos asumido que el propio dinero-mercancía circula como moneda para comprar mercancías o pagar deudas. Pero esto no es necesariamente así. El oro puede ser reemplazado en el proceso real de circulación, por un símbolo que lo represente, ya esté hecho de metales menos valiosos o de papel casi sin valor. Mientras éstas estén respaldadas por oro y sean convertibles libremente a él (a una tasa fija), esto no hace diferencia alguna a la ley económica citada arriba: la cantidad de dinero, incluyendo ahora al dinero simbólico, en circulación está determinado por las demandas de la economía (la suma de los precios a ser realizados, el número de deudas a pagarse, etc.).

Marx avanzó en la discusión de qué ocurre cuando existe “papel moneda inconvertible emitido por el Estado y de circulación obligatoria”. Las piezas de papel puestas en circulación son meramente símbolos del dinero real (oro), entonces, dice Marx, su poder de compra está determinado solamente por su cantidad en relación a la cantidad de oro que deben representar. Como Marx señala, esto se revierte cuando el mismo oro circula; volviéndose entonces válida la teoría cuantitativa del dinero.

“Entonces la cantidad de piezas de papel está determinada por la cantidad de moneda de oro que representan en la circulación, y como son un símbolo de valor sólo en tanto toman el lugar de la moneda de oro, su valor está simplemente determinado por su cantidad. Mientras que, por lo tanto, la cantidad de oro en circulación depende de los precios de las mercancías, el valor del papel en circulación, por otro lado, depende solamente de su propia cantidad” (Crítica de la Economía Política, p.119).

Como el papel moneda inconvertible tiene “circulación obligatoria” no hay nada que evite que los Estados emitan tanta cantidad como quieran. De hecho los gobiernos se enfrentan aquí con la misma tentación que respecto a devaluar la moneda: imprimir papel moneda es una manera fácil de incrementar el ingreso al menos en el corto plazo. Supongamos de nuevo que el término “libra” es el nombre de ¼ oz de oro, y que la cantidad de oro demandada por la producción de la economía es £14 millones, ¿qué pasaría si el gobierno emite papel moneda con un valor nominal de £210 millones, quince veces más grande? Dejemos que Marx lo explique:

“Supongamos que £14 millones es la cantidad de oro requerida para la circulación de mercancías y que el Estado libera 210 millones de papel moneda cada uno sellado como £1, a la circulación: estos 210 millones entonces representarían un total de oro valuado en £14 millones. El efecto sería el mismo que si el papel emitido por el Estado representara un metal cuyo valor fuera un quinto (1/5) del valor del oro o que si cada papel representara un quinto del peso previo del oro. Esto no habría cambiado más que la nomenclatura del standard de los pecios, que es por supuesto, puramente convencional, bastante independientemente de si proviene directamente de un cambio en el standard monetario o indirectamente por un incremento en el número de papel moneda emitido de acuerdo con un nuevo standard inferior. Como el término “libra esterlina” indicaría ahora un quinto de la anterior .. cantidad de oro, todos los precios de las mercancías serían quince veces superiores y 210 millones de libras en papel serían de hecho ahora tan necesarios como antes lo habían sido 14 millones. La caída en la cantidad de oro que cada símbolo de valor individual representaba, sería proporcional al incremento en el valor agregado de estos símbolos. El incremento de precios sería meramente una reacción del proceso de circulación, que pone al símbolo de valor a la par con la cantidad de oro que se supone debía representar en la esfera de la circulación.” (Crítica de la Economía Política, p. 120).5

En El Capital (cuyos primeros tres capítulos son mayormente una reescritura de la Crítica de la Economía Política) Marx formula la siguiente ley, que puede ser llamada la Teoría Cuantitativa del Papel Moneda Inconvertible:

“La emisión de papel moneda no debe exceder en cantidad al oro (o plata en tal caso) que circularía de hecho si no fuera reemplazado por símbolos ... Si el papel moneda excede el límite apropiado, que es la cantidad de monedas de oro de similar denominación que pueden circular, esto ocasionaría, además del peligro de acarrear desprestigio, que sea representada sólo aquella cantidad de oro, que de acuerdo con las leyes de la circulación de mercancías, es requerida y es exclusivamente capaz de ser representada por papel. Si la cantidad de papel moneda emitida fuera el doble de lo que debería ser, entonces en los hechos, £1 sería el nombre del dinero no de ¼ de onza, sino de 1/8 de onza de oro. El efecto sería el mismo que si hubiera sucedido una alteración en la función del oro como standard de los precios. Aquellos valores que fueron expresados previamente por el precio de £1 serían expresados ahora por el precio de £2” (El Capital, Vol I, Moscú,1961,pp.127-8).

Esto hace sonar a Marx como un “monetarista”, y en efecto está diciendo que la inflación (como una suba en el nivel general de los precios) será el resultado inevitable de una oferta excesiva de un papel moneda inconvertible. Pero existe una diferencia fundamental: mientras que un hombre como Enoch Powell (quien ve lo suficientemente bien que la inflación es un fenómeno puramente monetario y no puede ser causado por monopolios, sindicatos e impuestos) trata de explicar todo en términos de oferta y demanda, la explicación de Marx está basada sólidamente en la teoría del valor del trabajo. Los monetaristas carecen de una teoría sobre cuál sería la cantidad adecuada de emisión de papel moneda para evitar la inflación. Marx sí la tiene, y está basada en la relación subyacente de valor entre el dinero-mercancía (oro) y las demás mercancías6.


Entonces para resumir, para Marx los precios son en última instancia reductibles a pesos de oro. Dados los niveles de producción y comercio, existe una cantidad dada de oro que se necesita como dinero. Esto está determinado por factores económicos independientes de la voluntad de los gobiernos. Los gobiernos pueden reemplazar el oro en circulación por sustitutos de papel y de metal. También pueden emitir, si así lo eligen, símbolos con un valor nominal mayor que la cantidad necesaria de oro expresada en la misma unidad monetaria convencional. Pero si un gobierno hace esto, el efecto será el mismo que cuando se devalúa la moneda: las fuerzas económicas reales, independientemente de su voluntad, cambiarán el peso de oro atribuido a la unidad monetaria o, como lo dice Marx, forzosamente pondrán “a los símbolos de valor a la par con la cantidad de oro que se supone reemplazan en la esfera de la circulación”. Otro nombre para este proceso, que resulta en una suba general de los precios, es inflación. 
 

Lucha Campesina

LUCHA DE LOS CAMPESINOS DEL ASOMA, POR TIERRA PARA SU SEDE y VIVIENDA PARA SUS ASOCIADOS

Desde hace tiempo, los  campesinos reclaman  un plan de construcciones de viviendas rurales;  todos los que integran el ASOMA son alquilantes o medianeros y por lo tanto  ninguno tiene su tierra propia, (lo que agrava su situación y favorece su explotación por parte de los terratenientes), el lunes 17/01 a las 8 hs, se ocupó un predio de 5 hectáreas en “El Peligro” en 425 y 217.

Siempre fue una reivindicación de ASOMA la tierra para producir y que fue el motivo del acampe que se hizo entre julio y septiembre, lucha que sigue abierta. A su vez es un viejo reclamo el plan de construcción de viviendas, tanto al gobierno nacional como al provincial a los cuales se había planteado siempre el tema de los terrenos. Tambien la juventud tiene una vieja reivindicación de poder contar con un polideportivo para hacer deportes y esparcimiento.
En mayo del año pasado se había hecho un acuerdo, en principio con la Municipalidad, de que ellos iban a conseguir terreno y nos iban a anoticiar del mismo para poder construir ese polideportivo. Es un reclamo conjunto que hizo la juventud campesina con la Comisión Directiva de ASOMA y la Delegación de “El peligro”.

En diciembre fnos dieron la noticia  de la existencia de tierras, que son un viejo loteo de la década del 50 (son 90 lotes que cubren en total más de 5 hectáreas). Estos lotes están apropiados indebidamente por la mafia de los terrenos que lucra con las necesidades populares. Son terrenos que no tiene los impuestos al día y cobran, tanto alquilándolos a gente para vivir, e incluso para trabajar en la quinta.

Ante esta situación, se realizaron dos asambleas en la primera quincena de enero. Ahí se planteo de combinar los dos reclamos: la necesidad de la sede para ASOMA, del polideportivo y la necesidad de vivienda para los socios de ASOMA. La asamblea acordó con este proyecto y se vio la necesidad de ocupar ese predio.

Y EL LUNES SE OCUPO…

Y el día 17/01 a las 8 de la mañana en la ruta dos en el camino que entra, a unos 500 metros de la ruta, sobre la calle 425, alrededor de 40 compañeros que luego terminaron siendo 60 familias, con la comisión directiva a la cabeza, y la comisión juvenil, los delegados del paraje, nos dirigiéramos al terreno, colocáramos el cartel (que habíamos mandado a hacer) AQUI se construirá la sede y polideportivo de ASOMA. Y bueno, luego se entró al terreno.


Estamos en una pulseada, primero hubo presión de la inmobiliaria y de supuestos dueños, que junto con la policía nos plantean desalojar por usurpadores. Nosotros no mantuvimos firmes, la policía fue menguando sus exhortaciones y las presiones. Y a su vez tuvimos reuniones con la dirección de tierras, con la unidad fiscal y con la municipalidad.
Los terrenos son más de 5 hectáreas, con décadas que no se pagan los impuestos, la mayoría dueños fallecidos. Hemos iniciado el reclamo y las negociaciones con la municipalidad para que nos den la tenencia precaria de la tierra. A su vez se ha marcado lo que va ser la sede, lo que va a ser polideportivo y se han hecho una medición del loteo para 55 familias, y la Casa de la Mujer “Mónica – Violeta”. Todo el loteo y subdivisión es de acuerdo a disposiciones municipales, respetar las medianeras, abrir la calle que están marcadas, etc.
A su vez hemos reservado un sector de la ocupación que estaba acordada por la Municipalidad con una Fundación Trinidad, una fundación para discapacitados. También ha habido charlas con un grupo de vecinos, preocupados por esta situación donde nosotros le hemos explicado nuestro proyecto

LA LUCHA CONTINUA

Con un gran esfuerzo de casi sesenta familias, en doce carpas  y una construcción firme de madera hecha como sede provisoria de ASOMA, están peleando como millares en la argentina por viviendas dignas, por su sede y mantienen en alto el reclamo de la lista de 94 familias de tierras productivas (como las 2 hectáreas para cada uno que se pedía en el Parque Pereyra). Después están los compañeros anotados para la compra de terrenos a tasa subsidiada. La lucha y la exigencia al gobierno nacional y provincial es que cumplan lo que verbalmente se comprometieron hace un año y medio a incluirnos como parte de un plan de vivienda rural

Ahora estamos en plena cosecha, cuando esta termine hay asambleas que están discutiendo disponer un plazo al gobierno, para que analice centralmente el reclamo de poder tener la tierra para producir.

LA SOLIDARIDAD

Concurrió a la ocupación, una delegación de trabajadores del Astillero Río Santiago, integrada por delegados con la participación de Cristian Sigale, miembro de la Mesa del Cuerpo de delegados. La delegación entrego dos enormes ollas de acero inoxidable hechas en el ARS y donadas por el Cuerpo de delegados a ASOMA. Como expresaron los trabajadores que la llevaron, esta era una deuda que el Astillero tenía en agradecimiento por la solidaridad que la Asociación de Medieros y Afines tuvo a lo largo de las luchas del ARS y en particular en los momentos más difíciles de esa lucha.

Y a su vez la ayuda de la CEPA, a través de distintos compañeros que han colaborado con las mediciones y otras tareas de apoyo al acampe.

Solidarizate con la ocupacion del ASOMA

En el predio: 425 y 517. Para llegar desde la capital: Entrar por ruta 2 y en el Km. 45 doblar hacia la izquierda (hay una estación de servicio) aproximadamente 5 cuadras.

Desde la Plata: Av. 520 - ruta 2 hacia la derecha hasta Km. 45 - hacia la derecha aproximadamente 5 cuadras. Antes de la estación de servicio.

También a través del correo electrónico: asoma2006ar@yahoo.com.ar

jueves, 3 de febrero de 2011

La Rebelion en Egipto





De la chispa tunecina al incendio egipcio



Rebeliones y marchas sacuden a gobiernos proimperialistas, tiránicos y corruptos en todo el norte de África y la península arábiga. Egipto: los jóvenes, avanzada de la lucha revolucionaria.

La chispa de Túnez se convirtió en tromba en Egipto. Como arrastrados por una mano invisible y poderosa, millones de egipcios –principalmente jóvenes– ganaron las calles contra la dictadura apenas disfrazada de Hosni Mubarak, empotrado en el poder con respaldo yanqui desde hace tres décadas.
El “Viernes de la ira y de la libertad” (el 28 de enero) la ira popular estremeció al régimen de Mubarak. Los días siguientes mostraron las calles de El Cairo sembradas de autos incendiados, cascotes y balas de goma, huellas de los intensos combates callejeros, bien conocidas para nosotros desde nuestro Argentinazo. Cientos de miles desafiaron el toque de queda, se apropiaron días y noches enteras de la Plaza Tahrir (“Liberación”, equivalente en significación a nuestra Plaza de Mayo) y corearon su grito de combate: “¡Fuera Mubarak!”.
Al cierre de esta edición de hoy el nucleamiento juvenil que estuvo en la avanzada de la lucha –el “Movimiento 6 de abril”– convocaba a una manifestación gigantesca el martes 1º de febrero para alcanzar ese objetivo central.
En la ciudad militarizada las manifestaciones, masivas en muchos barrios de El Cairo y en ciudades como Suez, Ismailía y Alejandría, habían dejado un saldo de 150 muertos y miles de heridos y detenidos. Pero la represión brutal no acalló la rebeldía. Más bien la atizó.
Impulsada por la rebelión que días antes había volteado en Túnez al dictador Ben Ali, la gran oleada que recorre los países de todo el norte africano, la península arábiga y el Medio Oriente –y que adquiere mayor impulso con la pueblada egipcia– evoca la de los años ’60, cuando el movimiento nacional de los pueblos árabes hacía de esa región una de las “zonas calientes” de la lucha revolucionaria y antiimperialista en el escenario mundial.

La gran Intifada
La rebelión había estallado el lunes 24, protagonizada –como la de Túnez en las semanas anteriores– por una generación juvenil acosada por la falta de trabajo y de futuro, y mayoritariamente independiente de los partidos y de los dirigentes burgueses y de las corrientes fundamentalistas del islamismo. El viernes, principalmente a través de “redes sociales” como Facebook y Twitter (la prensa está controlada férreamente por el régimen) miles de jóvenes con barbijos apedrearon los hidrantes y enfrentaron los gases y los balazos de la represión policial con barricadas, piedras y palos, y poniendo fuego a patrulleros, comisarías, edificios del gobierno y a la sede del partido oficialista: una intifada masiva que tiene al borde del precipicio a ese gobierno dictatorial y corrupto, socio de Washington y de los fascistas israelíes en el corazón del Medio Oriente.
En un vano intento de impedir que los jóvenes pudieran comunicarse entre sí a través de redes sociales, el régimen de Mubarak cortó las comunicaciones por Internet y por la telefonía celular.
Mubarak decretó el toque de queda. Más tarde, ante la insuficiencia de esa medida, hizo renunciar a todos sus ministros y prometió reformas “democráticas”. Pero más allá de las promesas, desplazó a El Cairo una fuerza de “operaciones especiales” y trató malamente de enmascarar su política represiva designando por primera vez un vicepresidente –en previsión de un posible recambio forzado por la rebelión– que fue durante una década nada menos que el jefe de inteligencia (es decir del espionaje interno) del mismo Mubarak.

La chispa tunecina incendió la pradera
La furia popular tiene como base la misma conjunción de factores que se reconoce en las movilizaciones que se multiplican en toda la región: superexplotación laboral, carestía, desempleo juvenil, entrega de los recursos nacionales a los monopolios imperialistas, polarización social, represión, corrupción y nepotismo (designación de familiares como funcionarios y “herederos”).
Egipto tiene unos 82 millones de habitantes: más del 60% tienen menos de 30 años, y a ese grupo pertenece el 90% de los desocupados. El 40% de la población vive con menos de 2 dólares por día. Y sobre este escenario se erigen las pretensiones faraónicas de Mubarak, que se apoderó del gobierno tras el asesinato del presidente Anwar Sadat en 1981 y que, a sus 82 años, trataba de posicionar como “heredero” a su hijo Gamal.
La pueblada tunecina del 14 de enero desató en la gente la esperanza y la posibilidad de voltear esa dictadura de hecho. Decenas de miles corearon levantando el puño “¡Uno, dos, tres, Mubarak ya se va!”, al tiempo que arrancaban furiosamente las innumerables gigantografías de Mubarak montadas en los edificios.
La firmeza de los jóvenes al enfrentar la represión unió al pueblo y abrió fisuras en las fuerzas represivas: se vio a militares confraternizando desde sus blindados y camiones con los manifestantes. Es muy probable que esa firmeza haya hecho también resurgir la histórica corriente del nacionalismo militar egipcio, forjada en la lucha de los años ’50 contra el colonialismo británico.

Quieren ensillar el movimiento
Mohamed El–Baradei, ex director del organismo de control nuclear de la ONU, volvió raudamente a El Cairo desde su residencia europea para montarse en la pueblada y postularse como rival presidencial de Mubarak en las próximas elecciones de setiembre. Sólo cuando el movimiento se hizo incontenible se sumó al reclamo del alejamiento de Mubarak. El gobierno lo puso bajo arresto domiciliario y luego sectores del ejército le dieron “luz verde” para seguir actuando. Parece ser una de las cartas que los yanquis barajan para asegurarse lo que llaman “una transición ordenada” (es decir que no altere esencialmente la gravitación de Washington en Medio Oriente).

Efectivamente: si finalmente no cuaja la maniobra de Mubarak de garantizar la “sucesión” de un hombre de su confianza (Omar Suleiman, el jefe de los “servicios” egipcios designado vicepresidente en forma precipitada), al menos un sector del imperialismo yanqui ya trabaja la “opción Baradei” para lograr ensillar la combativa pueblada juvenil y encarrilar su impulso revolucionario hacia un remanso reformista a título de “transición a la democracia”. Algo al estilo de la “democracia” retaceada y condicionada –llena de “herencias” de la dictadura– que en la Argentina conocimos con Alfonsín.
Baradei calificó de “impacientes” a los jóvenes que combaten al régimen mubarakista en las calles. De su mano se trataría de pergeñar un gobierno “de unidad nacional” –con poco o ningún poder de decisión popular– que imponga una nueva constitución y llame a elecciones “libres”.
El problema de Baradei –y el de los demás líderes burgueses– es que la tremenda disposición combativa de centenares de miles de jóvenes que desafían los gases, las balas y la tortura para no dejar piedra sobre piedra del podrido régimen egipcio, amenaza con barrer del escenario histórico a la oposición colaboracionista o reformista. Muchos de los partidos políticos legales –más de 20– se trepan precipitadamente al nuevo movimiento, pero no tienen mucha credibilidad entre los jóvenes que pelean en la calle. “Sería criminal que cualquier partido reclamara el crédito por la mini–Intifada que tuvimos ayer”, dijo un activista juvenil el sábado.
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